Bosque sagrado

30 de diciembre de 2008





aquí
el apacible veneno
no de Escocia ni de Bomarzo


aquí su aria
y la hoja de plata


no es aquí la estampa
la
perseverante dádiva
que prometía
con tu exactitud de agua


el sonido
no fue la voz


otra luna
atestigua en diciembre
la ceremonia
del laurel




Ballesta

12 de diciembre de 2008





se pudre
mi brazo

cabello en danza teje
amarillos
tréboles

no hubo la fronda
que ostenta en mi favor la ballesta

mi lápiz y el pincel claudican

no me rescata
tu elegancia
silenciosa

las rodillas
vagan
trémulas

dibujo lisiado
en contradanza y la risa

otra luna
en diciembre atestigua
la ceremonia
del laurel

su equívoca espesura




Jaque

24 de noviembre de 2008




tu bosque de enebros
no la horca

fallaste -no será
no es-
hondo aire luna
piedra que desdice
y dice

jugué reina blanca y caí sin
muerte
a este caldero
invenerable

ni siervo
ni espejo el río
o amarilla granada
que me eviscere al sol



Juana

21 de noviembre de 2008




usurpa
al bosque río amarillo
el canto las procesiones
después de Juana

flamígera
traduce
cuidados troncos

la pirámide sepulta el nombre

grita Juana Juana calla la plebe
el verdugo
y todos
queríamos
silenciara
la tarde

herencia medioval la carne
taco capitolino

llevo una cruz equivocada

no conozco a Juana si supiera
quién fue Juana

he heredado
el caballo
pira encendida tálamo perfil a tajos

si esta noche
se encendiera un leño
el río amarillo



Pagas

19 de octubre de 2008




En el bosque de álamos
negros
Perséfone
espera

luna a luna

el rapto



Cesáreo

5 de octubre de 2008





el monstruo vuela y ríe
liquen solo en el árbol
alegría láctea
la madre desde un banco de
madera
ausculta-recuerda
el salto
su vahído horizontal

-merecía un cráneo euforme-

para siempre
juega sordo y es el parque
estrépito




Gelio

2 de octubre de 2008




Noches -así habló Aulo en griego-
que la serpiente
alumbra

Se apaga la tarde ática

Incendia tu sol
un hueco celeste
que no habitamos



Reescritura: Vigilia 2

24 de septiembre de 2008




admito la ficción:
he buscado un fruto púrpura

sobrevive al desconcierto
la tiniebla la plaza

en la torre los pájaros
cuando frágil
ha partido
la nave de Ulises

hube urdimbre cerezo encajes
y en la alcoba otra la trama

el gato espía el veneno
los demonios persiguen a la virtuosa
y mis corceles acuden


en la noche única de los tréboles
un hombre indaga mi lloro en el mar


púrpura en el sigilo su norte
la tempestad cae




Texto original 2005



Reescritura

19 de septiembre de 2008




La risa quedó en las paredes. Un talón
fue Estigia y el soplo la luz.
Saben de qué hablo:
de la cornisa
de la lluvia calva.

Entrega una nuez; vuelca una hoja
blanca y hostil.



Me he atardecido.
Una lira se ahogó en mis fuentes.



Texto original 18 de mayo de 2002

Muérdago

13 de septiembre de 2008




nada sabemos pero la noche
registra
el paso pequeño

cruzo la cruz
cruzo la luz
un salón amarillo en la huella te desnudo te labro
desciendo crezco dormís bajo los ciruelos

me rompo al día
y
los capiteles coronan
el cabello trenzado en las manos de tu
muérdago
triste



Saturno




Saturno
no

yace
vencido



la espiga muere
certeza el aire sagrado
y fuego en Ceres fruto de la noche

extirpa a sus monstruos
amarilla tierra

tu volcán
me dice
sí:
tu roca viva implora



Coreuta





voy atada a un hueso


la poesía de salto
su colina feroz
ha sido negada al polvo

a mi casa sin pared



Almuerzo

11 de septiembre de 2008





un rezo come
mi espectro

parece de la locura
reposo

un rezo come de la urna el duende que dice
a los errantes

es mármol callado
una trampa
para que te vistas
desvistas
plegaria blanca dolores
la luz el grito un ademán
de idiota




Incandescencia

10 de septiembre de 2008




duerme ancestro en su jardín
la herencia druida
un título
olvidable

el harapo
maquilla
un rostro:
era camino el tablero su reino
las aguas de Ulises

y luego
la torre
el lecho vedado
la incandescencia

arabesco el pie blanco la cadena áurea

cae seda abajo un hombro
podrido
el carcaj
y los escudos



Pan III

7 de septiembre de 2008




I


es todo lo que prometía
la honda siesta



II


va mi pan
a la calle:

dispuse los restos
para prolijas mieses



III


ellos ajustaron
a perpetuidad
el agosto extremo



IV

verde el lago rojo hiere




La antorcha

4 de septiembre de 2008




Aceptaré la antorcha.


Arrasa, hombre encendido,
la pequeña luna
que me corroe.




Nupcias

30 de agosto de 2008




En la entrada más alta del pozo
tus galas, el árbol

No podrás vestir el suntuoso encaje, Lucifer

Ríe río árbol nuevo
sin el atavío último

No llores al suicida que

cae
desnudo
de la rama
ni su estrépito

ni la modesta sombra
de la mañana

Te despojo te desvisto te ultimo te descubro ruina

Y ahora llueve
llueve
y tu noche es el árbol
crudo

Tu noche, Lucifer, el atavío
de mi boda






El puñal

24 de agosto de 2008




Asdrúbal o la frialdad de estilo
alimenta a un monstruo, no importa
el pacto púrpura

un colibrí
acecha el futuro despojo

el amo espera a los amigos
que advinieron su rodilla en ruego

mi perro
tu cruel
caricia latigazo encendido
la ronda
cava

-nunca has sabido de su formidable cielo
promesa del castillo uno-

el hombre es como el hierro
soy el bastón de hierro

has visto cómo danza mi torre y un alfil blanco

el hombre es como el hierro
soy la defensa el hierro
si álgebra
llama a su cuerpo de Marte

amarillo látigo
el jaque

la senda
donde
emperatriz negra de oro griego
mi tobillo
desnudo
hechiza
a Aníbal

la ley
ambiciona de arena
la verde
hoja
donde dormiremos
bajo
el
veneno
púrpura

mi breve puñal



Plan

22 de agosto de 2008




I


todo previsto:
escarpines blancos
letras uncidas atavío
sin encaje
doctorado en lenguas sajonas
recatada a mi hora
mirada
sin ungüento
el pincel del vaticinio
álgebra
vertical Spinoza el siglo
la razón
de todo



II


hubo de sorprenderlos
adúltera
la última tarde

y las rectas fueron soles
desiguales

líquenes iridiscente
veneno



III

innumerable sueño
juraría
por Dafne
por Casandra que no miente
y Troya y la pared con mácula



IV


es abolengo
un vestidito
de cumpleaños
y un teatro de títeres

madre átomo
unigénita
sentencia



V


diminutos
escorpiones
me escalan



Cortejo

17 de agosto de 2008




talante indetenible
persiguió
en su día
al que fue su caballo


hembra mortal



El roble

12 de agosto de 2008




si aceptara todo el juego
no decaería

tierra urna
en secreto árbol
se extiende

carmesí
se hunde mi luna
sobre la hoja





La voz

2 de agosto de 2008



la muerte advino
cuando el dictamen:
la voz de la que hablamos
no dice nada

luego
serpiente hube sin parir





Trebejos

31 de julio de 2008




el sueño
altera
la daga
mezquina

concebía un orden lejos de los robles
cercana
desnudez

construye el edificio
un mantel sin óxido, albahaca nueva
y tus aguas

si cabellera que al hechizo reclama vuelo
no pueda yo enlodarte
iracunda
pared blanca

sola reina sin luz sola
la quietud oblicua
nos exige partir



Marzo, 30

25 de julio de 2008




secreto encanto hay en su nombre


algo pendiente
oscuro compromiso, más íntimo
que el canto del gallo






Isaac

22 de julio de 2008




el requisito es de difícil comprobación
-lo sé-

la gracia muda, el templo
si el error es
Abraham obedeciendo a su dios

y desde luego es
indómitos dos


indómitos
dos



Casidas

18 de julio de 2008



dejaros
ir

si fuera
celeste círculo
esta mañana

dejaros ir

era el cero
antes
de
granada

dijo
oscura casa
natal
empedraba los viajes
si nosotros, nosotros éramos

casida luminosa
mentira
in limine



Cíclope

15 de julio de 2008




En tu ojo
mi sola danza

amarilla
roja muerta
línea a tu ojo
único

Vuelo
hasta la copa alta

el brindis
mi ojo huérfano



Hebrón

13 de julio de 2008





esta mañana
en el Hebrón
hubo la criatura
estirpe que su voz amenaza

higuera en el papel
los monstruos
blancos

sin salida arriesgo

jaque
torre perfecta
yugular









Lecho

7 de julio de 2008




el pudor y la roca
en un perfil sin lanza

la cruz todo árbol
en ventura perpetua

-las plazas ríen
ríen-

las serpientes ríen en el lecho carmesí
de menesteroso encanto




Fugit irreparabilis






Ella metalenguaje y vida trunca, esclava, alga oleaje calabozo
En todo caso su fin
estilete de la náusea

Autoaniquilamiento la forma
nuda

La muerte no es suficiente cuando hemos llegado




24 de junio de 2008



sí, la lógica
el punto de destello

espada que no
aniquila

voy sin la criatura que dijo ser tu mano

crucemos:
es la luz
exacta


Espejo

16 de junio de 2008



ahí el rostro
que ya no miro

fragmentos
de un pájaro





Al sol

12 de junio de 2008



pájaro
de la mañana
terco trino -salto, pie en el barro hacia el barro
barro es-

un tablero
la obscena
jaula


La noche sin Byron






dentellada
sacra, ríe la señora en domingo
de jade el labio
fortaleza de cientos

tu fracaso
gris la tarde, autora del sol
porfía la madera
tu orfandad
bajo el roble
en invierno
maleza de aquel hombre tardío, éste,
conquista que en tu inicio
supo morir
el miedo canta
sangre diera el silencio
útera palabra
a tu negada
luz
la serpiente
en la hoguera
que no supo Juana, mártir en armas
sin la daga que
fue
salto
el cerro desconocido
hubo el durazno no
el oro
si pirámide la sonrisa
de tu lengua frágil
lealtad
púrpura de cientos
hubo el oro no
el durazno
si el mirlo vuela, humillado mármol
bajo las ojivas juego ajedrez, perpetua blanca
mi comida
tu arreo
la imposible daga
cae el rey
vuela la torre
un alfil traiciona este cerro
que salto
inútil árbol
adiós
pequeño trebejo, arco azul
todos sabemos
que han sido los juegos
de una noche
sin Byron




Jalaf

10 de junio de 2008





un dedo se acostumbra
al filo
desde cada sierpe
ballesta o jalaf

sol que va
con su olor blanco

la mañana trunca
es el matiz
si el espejo niega
su carozo






Tú también, hijo mío





Dieciséis puñales en el manto. Marco Antonio sabe que César a sus pies, tendido, significa más que esa gastada sangre. Dieciséis heridas terminales. Todos supimos ese día, ocultos en las callejas. Marco Antonio lloró, finge, implorará anuencia a la plebe. Es su futuro el oro.
Una griega lo protege en un desierto, cerca del mediterráneo, lejos de todos los césares.
Bruto arroja su torso sobre una espada enclavada en mi arena. Bruto declinó y vence. Vientre que vence. Bruto vence en el origen. Débil zumba un insecto sobre la noche de Marco Antonio; una griega abraza en Egipto su ponzoña, el párpado cansado.
Bruto ha esculpido sobre el rencor de Roma un murmullo de rocas y sin ira vence; el destierro si mármol blanco cae sobre la turba. Declino, tardía. Llevo su orden y el manto al río.
Mi tierra, esta turba cuando el César y todos los césares abdican, y el pueblo hambreado sigue aplaudiendo, yo y ellos y yo y ellos y ellos y yo.
A unos pasos un perro se tuerce limpio en la escalinata, el escenario. Ha preferido no escuche su estertor.





Isaías




Derribarlo, perpetuo incandescente, una vez. Ayuno.

Para eso hemos llegado aquí, el silencio que dice. Único el silencio te derriba, el silencio augura. Sin los números ni la trampa, esa criatura del otro. Reinos de poder y de la gloria, reías.

Una mañana todo decide. El alba o la noche, qué importa. La calle de nuestro frente, el Pirovano o el Regina, una batalla cuando la noche monoaural sería Pasco y la terraza.

No brilléis estrellas, Macbeth ha matado el sueño, dice Shakespeare que atribuimos al agua.

Ave, companis, ése, el de la Biblia.

Éste.






El tren






va en tren
la noche vuelve y él desnudo
huele a río sepia
atavío huraño
con hilachas teje el cuerpo sucio
se apartan las señoras
dobles
en la ventanilla, las ventanas ríen
el tren silba bajo la luna yugular
parte los barrios
no sabe tu tierra que el tren respira como un barco

como vos, tan desierto
y hay un bullicio ardiente
una sonrisa diagonal
los nativos vuelven del domingo
sin la voz blanca
evitan al indigente con la cortesía
que esta noche
regresa sin dormitorio
piernas desnudas
y este pudor turbio en la ventana sin lluvia
dice inclemente
herrumbre
pequeña hez




Montaña






como si despertar fuera
el asta
mañana infante

enhebrará tus signos
la estrella diminuta
vi en tu bolsillo un cofre
de laca púrpura
terco filo azul

oro cuando mi cintura

agua murciélago al este, al oeste la piedra salta
labio ciego si Arabia o el Hebrón
turba nativa
viento amarillo donde el párpado escribe
todas las risas paganas
tu sepulcro
la montaña que convinimos




Clase de estilo






no disfrace el humo púrpura
la turbación
última clase
de estilo

con alfiles
victa
fue la reina
o la piedad
del émulo

avance
sombrío caballo
en su celda blanca

pie frío
sol de mí en el tablero

a contraluz las ojivas altas
y la túnica roja

bajo los arcos
se acalle mi voz
y el juego de estilo sea
risa del cristo




Responso




es la oración
repulsa desde la primera
señal, pájaro

qué descortesía
trazar
la celda verde

no sé dónde estás
soñó la máscara

en la roja
madreselva –luna el agua metal sus puntillas, roca-
abraza
al extraño

yo te saludo, desde las vísperas

fibra húmeda del antiguo árbol
apretado albergue
último sexo


De los calderos






a pesar de la luz
horizontal
tranquila rasa originaria primitiva ingenua

hubo el espanto
fuera del agua

dibujó un muro a cuestas
ya sin salto nudo hueso
obsedido después de vos
para Yorick
ni acaso –dijo ella- ombligo
algún ombligo

dame la daga, voy al huerto

la niña lame la luz del huerto
lleva la cesta vacía, y un dragón

voló al fuego
no había trigo ardiente
nada, Yorick, dijo el agua
vientre óseo, humus, criatura débil

fresno salvaje
sin aire en las graves horas, ciruelo
sin ciruelo –insistió unigénita la luna-

cuello blanco, Desdémona arde




Juego




su mano plena
no da en el mármol

la luz
templa una desventura

desde las Cícladas
la travesía -carne que no nos dimos, mísera
salvación
cuando anochece-

dijo esta mañana –soy, perdono y condeno-
el mármol
nudo ciprés que fuimos
óleo
que somos
si frío el espejo
muerde esta piedra blanca

alfil ante el crepúsculo
tu forma mi caída
parece una almendra
en Getsemaní

monoaural
el perro salvaje
noche décima el rictus, cámara mere

el cortejo
pequeña gloria última

hoy
el árbol
que
regresamos a la noche,
un roble muerto

otra piedra
la jauría

los héroes
en el tablero exacto
cuando ya no hay torre
ni rey


Género




llevo albahaca y piedras
en un cesto
hasta la ventana, donde esculpe
se cansa
siembra
vuelve
al palco,
el Este

llevo el cesto con una sola letra y vino rojo

reparte sus panes
monoaural
en
la
noche

su mano plena
no da en el mármol

adelanta el cincel
-dicen los odres-
y en el centro de la frente
ahora
asesta

justo
en mi género

la bahía


Amor ludens






los jaques
y todo el jardín
un pastor preciso - cristal geométrico

fue la pradera
rebelión
su risa

luego
mueca centuria cuando esclavos
la umbría torre

en torno a su cuello
fui deudor
y su rictus
mi cuello alzado
mi cuello púrpura

acepto el universo que abrevia
las deudas
sus acantilados
el trébol rojo

edén en demasiadas playas
el mate perfecto
sin alfil
dictamina heredera
la suite que fuimos

rótulo amable
nos precede
como si hoy
todo
hoy
fuera un escalpelo

tardía ventana
luciérnaga




Parque de versiones






Uno

que hubo el olor del sueño doble y uno
supo el ascua
la hebra
la copa alta

-hoy sólo una-
las trizas
el perjurio

el olor a distintas aguas
y a burla acerada, se dijo ella

una piedra se alzó
donde la luna destila su rojo centro

de no parir, partir, parto, sublime insidia

la mujer mira hacia la avenida
-sobre la mesa del bar se ha posado la nube exacta-

en un patio cercano
los niños de la crueldad
instan a la fuga

la huella
cosida al olor de otro
a su pelo
limpio

la pared liquida la madrugada
y todo va de nuevo
calesita barranco
vira, gira y vira, gira, vomita el olor desconocido
de nuevo va
y otra vez y otra
la sortija

la dueña del polen
tras el sueño ido


Dos

todo sucede y no
en ellos sin nosotros
olor extraño si el monosílabo, vos, es el gesto previsto
el replicante, los de hoy

ya nunca hembra,
cisma
cuarto idiota, biblioteca

cada estatua, una naranja, el río, gesticulan
el secreto de las piedras

su ceremonia, el dicterio

horizontal o en pie
mujer es la antigua virgen de Sion y Lilith
el untuoso señorío


Tres

la feria devora

luego,
el solar para el sacrificio

ahora
el dominó se jacta en el baño
del suelo geométrico

las algas desisten
y un lápiz árabe ha quedado sin ojos




Memorial






la torre es la vid la gracia el cambio, todas las avispas
Héctor y la muralla, tres veces Ilión
resplandor óseo, la lluvia intacta
septiembre, hierogamia o su piedra ausente
cada sílaba una reja, más allá de las rocas y siempre la reja,
la reja escrita en la roca

mueve alfil blanco, mutila el centro
la estirpe, un eco de anémonas, el garfio, la colmena,
oráculo, las moscas. Orestes y ningún otro

condenada, seguí la gruta;
llevaba un cesto hondo con almendras -debería decir voces-.
Llevaba a varios cristos, me llevaba
la posible voz de la serpiente

la risa y la letra y esa nube – tu sien en exceso
nuestra voz, silencio verde si hablamos del pan
el pan

Voy por tu edificio, sin edificios la calle sin doblez el juramento, sin pan
amanecen los pájaros pero no despierto, nunca despierta él
las fotos no mienten, cae el rostro y los ojos negros –los de aquella noche-,
la boca desciende punta seca en el mar
no hay hilo de oro en el pie pálido, no hay ojiva ni jaque
los chacales sólo ríen, la estepa reina, jaque muerte sin pastor

vertical una rata, roe la cuerda
roe la cuerda rey
atajo

ciprés con hambre




De agua en agua






la ladera
por donde desciende su cara
es el ramaje azul que paraliza los dedos
viejos fugitivos
deserción
que la sangre dicta
antes de dormir

-la piel
que
carcome
el día-

divide el suero, la rancia esmeralda
que no se parece a la cruz de otro

decidí, demiurgo, si alfil o torre
o caballo rojo
o altiva reina que concede

ser
parte del decurso, de ahora en menos

subirá
como si tal fuera
la única vía

para
respirar
la vía,
donde
silenciosos
se dieron nombre

y allí han ido sin saber
si los álamos

y allí he ido
voy
sin
saber
si los álamos
dicen ser robles
y ahorcan su corteza
en el centro nudo del bosque

todos
éramos
el fruto que va de agua en agua
y
ahora
no sabe resistir




Himno para las piedras






ahora
como la costumbre dicta
vuelvo a
a
vuelvo a
vuelvo
al
hacia donde la mejilla desconoce
la calle probable la nieve inesperada

alguien arrojó
un alga, el barco y la túnica
y dijo significa "alga"
verde alga tu nada y todo verde la verde noche
cerradumbre
la moneda celda

no la colina

y las fauces alcanzaron
un claro en la espesura

fue el aura que decido verde, himno para las piedras
alga azul
útero criterio
que se pronuncia arroyo

a cambio de ocho letras
la cara
idiota

yo










Yo te estoy escribiendo:
no decíamos todo
desde la sonrisa demente,
Herodesequilibrio.

No habrá voz octavada, serpiente honda, contrabajo.





Egipto




políticamente amable
carcasa que anunciabas
ara
maldita

qué no decir si de lo que significa se trata
la voz de la que hablamos

no evoca

fisura
la noche que no quería

hastío
que prometía
no ser
aun
hoy
entrando en Egipto


Transfer(encia)




le habló al agua
turquesa mar la débil mortaja
la canción supo decir la mentira
un largo vuelo
último caos
vuelo rasante

y ahora la tierra reconoce
a tu cruel criatura
si nazco

permitirás la plegaria
en mares ajenos

tropieza sinuoso, hermano
anfitrión si potente
mori turi te salutant

cristiano muere el judío
morirá cada tarde

–sé molesta mi adicción a la belleza, la bella muerte-
tal una mariposa
en la torre –no la cámara ilustre-
no la torre verde
canábica noche de ustedes
que invento




La turquesa mar






Tu fría boca enamorada de mí, oh locura

Abelardo Castillo, El que tiene sed


Mira el castillo donde duerme, los pasadizos de piedra gris donde se humilla cuando vuelve del insomnio. No hay espejos donde vigilar el crepúsculo, pero en la gran mesa del salón central se cruza el destello de una espada. Doble hoja asesta en el pecho, mira el desgarro de la luna, no le queda tiempo. Ella pliega la boca en sus ventanas, escinde y no se detiene. Besará el acero, la cintura del hechizo, la danza caliente sobre la escalinata, las manos firmes en la empuñadura. No es extranjera, acuna al que ha sido. Desde el principio te persigue y el cielo es tan vasto.





Sagunto






no ha visto Aníbal
el puñal

intrépido
solo testigo

agujeros en grito
hueco
muda mierda
la hoja hundida
sin emperador la hoja presa
en Cartago

nos precedieron
piecito en el aire, alto mi niño

si eras rey
ya no conozco tu suelo
tu agua de mármol

texto lisonja de malaquita
era
antes de la amenaza

nunca has de leerme,
convivia


la noche es
será

Dante
es

y jamás he vuelto a tu letra

ese simio en la jaula verde
que dice
ser
y no ser

esta jaula pequeña
un sol verde
un sol verde
este verde rasgo del fin

de la tierra que hubo
ser la tierra Cartago
fue solo
el piecito en el aire
celeste pie el aire
celeste
pie
en
el aire

de Cartago




Pan, II






horror silence
último diente

último
pan partido pan
cráter ungido
en el pan la sangre

y la sangre repitieron las urnas y otra fue
la orden

y ya granada Cronos y ella espuma
uñas rojas
vientre que era el último y no es pan

caos criatura te ha dicho
la clave íntima
para un simulacro




Sentencia






báculo esta tarde fue
y no
no es
ahora
salvador

en Coghlan ella fue
toda la letra
su
letra

hoy
crispado
espejo

y él
olor a mimbre fresco
feroz
pájaro
juez




Cautiverio






I

cautiverio
la silla
ruedas en tu barco

matiz de ligera noche
siesta de la máscara


II

murió moríamos ese arco
cierra
la penumbra el río

contradanza cruce de tilos
en el iris del agua


III

el tósigo fue escalpelo

luces torpes
-mi delito nocturno-
fueron y han de ser
tu gala


IV

para la natividad
era
otro
azul el tósigo

tobillo que fue en la mano árbol
su llama
cautiverio




Nido






I

Vulnera el designio
otro
pájaro astilla
nuestra casa sin techo rojo
todos los pájaros sin techo rojo
un báculo
traduce el hartazgo
equívocos pájaros sin nido


II

Amable hornillo el hospital funesto
nada apena
-aceptemos-
el techo rojo
piso todo peldaño
mi titubeo


III

Rictus glacial
el tren
íntimo fauno, nuevo
abandono del nido rojo




Tierra bárbara






Núcleo desnudo era. Adulación del hueso.
Hoy se desata la tierra bárbara.
Una torre
transfigura
el cuidado trigo y sube.

Sube hasta el único ojo. Cava en mi ojo
el aire.
En la gruta cava.

La respiración pierde
su doble noche. El celaje del aire.

Te expulsa la quimera, un alto
en el quicio de las cuchillas.

Agosto es
fue
una voz en el sexo de la serpiente.




Pan






duerme
indaga las voces que no dicen

todo pronuncian
las criaturas

como Dalí
con
su pan
su pan místico, en el plato número doce

cuando la copa gira y gira sin cristo gira









Copyright Patricia Damiano, 2008