Como si anudarse al rito despertara a los océanos.
Con el agua se fueron y con el estilete justo los roncos ayes.
La risa y el lloro pasarán con tu último sorbo.
Antes de la urna, un barítono final de ojos tan negros que inventé azules.
En los idus de diciembre ya no hubo barca o se llamaba eutanil.
Pensémoslo a través de la poesía que destruye construye, me dice
Hades me dice Eolo me dice Sísifo.
Y te abrazo hondo por todo lo que nos pertenece.
¿Buscamos un jazmín en la noche
monoaural, co-duelista, donde la línea se dispara
una poda
un roble
los huesitos?
... y si a la hora de la siesta el roble no te ha nombrado,
mía la flor de un día
y el tósigo.
No hubo inocencia el 28 de diciembre. No hubo mi inocencia, digo.
La noche se abre otra y otra su luz, y sin luz cierra.
Los planetas no giran, ombligo nuestro, urna.
Las urnas no se besan. Se oscurece la frente y un ojo
sangrará, después, en el Medioevo.
Simón buscó su lugar púdico bajo la luna.
Supimos que el lloro ahueca el universo
y sigue sucediendo.
Una manta roja fue la partida hacia las brasas.
Quiero que de mi ombligo parta otro, su sol rojo,
su doble estirpe, este barco pequeño,
la frente podrida que sin imperio
parte y es mía.
Pero de tu ombligo parten dos barcos pequeños, las deformidades.
Sí pidió un rayo entero para su manita oscura, de Siam.
El magma en los decires y en el acto
que lacera
primigenio.
Esperó a que caminara, en la luz del sillón umbrío.
Tres horas luego, su pupila negra y este mordisquito
que juega y sigue y sigue.
Las llamas devuelven a la criatura, en Burgess Shale, en esta biblioteca,
el breve aire.
Beso ese ronquidito para mí, antes de la aguja.
En verdad no es un beso, es eutanil y la mirada
negra que fue la turquesa mar.
Sí, una ola y una orilla y esta ceniza que me reconoce cuando el soplo.
No sé abreviar el rito, hacer pedruzco sus ayes
para que sean cuerpo
tibio
estrella verde.
Ya no importa si beso. Si pensamiento
y esta cauterización sobre la manta
roja antes del vacío
y del bosque.
No es expresionismo ésta, mi memoria de hoy, élagage.
Finalmente, solos con nuestras tripas.