La risa quedó en las paredes. Un talón
fue Estigia y el soplo la luz.
Saben de qué hablo:
de la cornisa
de la lluvia calva.
Entrega una nuez; vuelca una hoja
blanca y hostil.
Me he atardecido.
Una lira se ahogó en mis fuentes.
Texto original 18 de mayo de 2002
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